Más que una festividad, es un acto de recuerdo, amor y sanación. Arraigada en las creencias indígenas, esta celebración nos recuerda que la muerte no es el final, sino una continuación de nuestra conexión con aquellos que nos precedieron. El Día de los Muertos es una celebración que honra a nuestros antepasados y seres queridos que han fallecido. Las familias crean ofrendas (altares) adornadas con velas, fotos, comida y objetos que simbolizan la vida de sus seres queridos. Estos rituales no se tratan de luto, sino de recordar y celebrar. Es un momento para reflexionar sobre el legado, el amor y la sabiduría que continúan viviendo dentro de nosotros.
En salud mental, a menudo hablamos del duelo como un viaje de por vida, algo que llevamos, remodelamos e integramos en nuestra historia. El Día de los Muertos nos invita a hacer exactamente eso: a reservar un espacio para la tristeza y la alegría, a honrar nuestro dolor y celebrar la belleza que permanece.
Una reflexión personal
Al crecer, el Día de los Muertos siempre fue un momento especial para mi familia. Recuerdo haber ayudado a mi abuelita a colocar flores de cempasúchil en la ofrenda, colocando cuidadosamente fotos de seres queridos y encendiendo velas que llenaban la habitación con un suave resplandor. Como adulto, y ahora como psicoterapeuta, entiendo la profundidad de lo que esos momentos me ofrecieron: una sensación de conexión, arraigo y sanación. Este año, tuve el honor de colocar la foto de mi
El poder curativo del ritual y el recuerdo
Desde una perspectiva de salud mental, los rituales como el Día de los Muertos nos ayudan a procesar la pérdida dando forma a nuestras emociones.
Nos permiten:
- Expresar amor y dolor de manera tangible
- Reconectar con recuerdos que traen tanto lágrimas como risas
- Sentirse arraigado en la comunidad y la identidad cultural
- Transformar la pérdida en significado y gratitud
En una sociedad que a menudo evita hablar de la muerte, el Día de los Muertos ofrece una forma culturalmente arraigada de abrazar el duelo como parte de la vida, algo sagrado, no vergonzoso. Mientras nos reunimos alrededor de la ofrenda, compartimos historias o visitamos cementerios llenos de color y música, se nos recuerda que la curación se extiende más allá del individuo. Es colectiva, llevada en nuestras canciones, nuestra comida, nuestras oraciones y nuestras risas. Cada vela que encendemos es un testimonio de resiliencia, una prueba de que el amor trasciende la pérdida y de que la fuerza de nuestros antepasados continúa viviendo en nosotros.
Así que este Día de los Muertos, tómese un momento para hacer una pausa, respirar y recordar. Para honrar a aquellos que ha perdido y para celebrar las formas en que continúan guiándolo. Porque la curación, al igual que el Día de los Muertos, no se trata de dejar ir, sino de aferrarse con amor. Ya sea que construya un altar, cocine el plato favorito de su ser querido o simplemente encienda una vela en su memoria, sepa que está participando en un poderoso acto de curación. Está manteniendo viva su memoria. Está sanando no solo para usted, sino para las generaciones anteriores y posteriores a usted. En Latinx Talk Therapy, honramos estas tradiciones que nos ayudan a unir la salud mental con la cultura, recordando a nuestra comunidad que la curación es sagrada, ancestral y colectiva.
Por: Marilyn Rodriguez, LCSW